Volver a Nacer


 




Invocación al Espíritu Santo






 

Veni Creator


Ven, Espíritu Creador,

visita las almas de tus fieles

llena con tu divina gracia,

los corazones que creaste.

 

, a quien llamamos Paráclito,

don de Dios Altísimo,

fuente viva, fuego,

caridad y espiritual unción.

 

derramas sobre nosotros los siete dones;

, dedo de la diestra del Padre;

, fiel promesa del Padre;

que inspiras nuestras palabras.

 

Ilumina nuestros sentidos;

infunde tu amor en nuestros corazones;

y, con tu perpetuo auxilio,

fortalece la debilidad de nuestro cuerpo.

 

Aleja de nosotros al enemigo,

danos pronto la paz,

sé nuestro director y nuestro guía,

para que evitemos todo mal.

 

Por ti conozcamos al Padre,

al Hijo revélanos también;

Creamos en ti, su Espíritu,

por los siglos de los siglos

 

Gloria a Dios Padre,

y al Hijo que resucitó,

y al Espíritu Consolador,

por los siglos de los siglos. Amén.

 







1.- Meditación: Hacia la conversión

 

Nicodemo: Nacer de nuevo

 

 




Mensaje, 25 de agosto de 2012

 

“¡Queridos hijos! También hoy, con la esperanza en el corazón, oro por ustedes y agradezco al Altísimo por cada uno de ustedes que viven mis mensajes con el corazón. Agradezcan al amor de Dios porque puedo amar y guiar a cada uno de ustedes por medio de mi Corazón Inmaculado, y también hacia la conversión. Abran sus corazones y decídanse por la santidad, y la esperanza hará nacer la alegría en sus corazones. Gracias por haber respondido a mi llamado.











 

San Juan 3, 1-21

 

Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, magistrado judío.

Fue éste donde Jesús de noche y le dijo: «Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar las señales que tú realizas si Dios no está con él.»

Jesús le respondió: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios.»

cele Nicodemo: «¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?»

Respondió Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.

Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu.

No te asombres de que te haya dicho: Tenéis que nacer de lo alto.

El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu.»

Respondió Nicodemo: «¿Cómo puede ser eso?»

Jesús le respondió: «eres maestro en Israel y ¿no sabes estas cosas?

«En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio.

Si al deciros cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os digo cosas del cielo?

Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.

Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna.

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.

Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

El que creee en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios.

Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.

Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras.

Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.»

 






 

San Agustín:  

 

«cele Nicodemo: “¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?”» El Espíritu habla, pero Nicodemo entiende en sentido carnal. No había conocido éste más que un solo nacimiento (el que proviene de Adán y Eva) y no conocía el que proviene de Dios y de la Iglesia. Y así debes comprender el nacimiento del Espíritu como Nicodemo conoció el nacimiento de la carne. Como no puede volverse otra vez al seno de la madre, tampoco puede reiterarse el bautismo.

 «Respondió Jesús: En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios”.» Como si dijere: tú crees que me refiero a la generación carnal, pero me refiero al nacimiento que tiene lugar por medio del agua y del Espíritu, por medio del cual nace el hombre para el reino de Dios. Si uno nace ya de las entrañas de su madre carnal, de un modo temporal, para obtener la heredad del padre, nace de las entrañas de la Iglesia para la eterna heredad de Dios Padre. Como el hombre consta de dos sustancias, a saber: de cuerpo y de alma, debe tener dos clases de generación: la del agua, que es visible, se aplica para la limpieza del cuerpo y la del Espíritu, que es invisible, para la purificación del alma, que es invisible.

 

 








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